martes, 13 de mayo de 2014


Una técnica para fortalecer el corazón





Fecha de publicación 6 de mayo de 2014

www.eltiempo.com


A hábitos saludables que lo revitalizan se une una terapia no invasiva que mejora la circulación.

La vitalidad de una persona, que muchos interpretan como la ausencia de signos de envejecimiento, va sobre todo por dentro. Esa es la razón por la cual la ciencia escudriña opciones para lograr que órganos muy importantes, como el corazón, se mantengan fuertes.

Durante el pasado Congreso Colombiano de Cardiología celebrado en Medellín, se habló, entre otras técnicas, de una que ofrece resultados alentadores en este campo.

Se trata de la Contrapulsación Externa Sincronizada (EECP), una terapia relativamente nueva en el país que trata y previene males cardiovasculares, como el infarto del miocardio y la insuficiencia cardiaca, que concentran cerca del 30 por ciento de las muertes en el mundo.

Esta técnica, que existe desde hace 30 años en Estados Unidos, se ha convertido en una alternativa ambulatoria para corregir males coronarios.

¿En qué consiste?

Es un dispositivo médico no invasivo compuesto por tres grupos de brazaletes inflables a presión que se ubican alrededor de piernas, muslos y glúteos. Sincronizados por la frecuencia cardíaca del paciente, se inflan y desinflan rápidamente, produciendo presiones que crean un fuerte y rápido flujo de sangre hacia el corazón y otros órganos.

Cada vez que se inflan, a una presión que va entre los 80 y los 300 milímetros de mercurio, se abren las arterias coronarias para que estas se llenen con mayor cantidad de sangre. De paso, se habilitan arterias colaterales para que la sangre circule por ellas. Esto garantiza la vitalidad cardíaca e incluso mejora la obstrucción, principal causa de infartos.

Según el cardiólogo Gabriel Robledo, esta técnica revitaliza porque “al haber mayor circulación, aumenta la producción de óxido nítrico, sustancia que mejora la función del endotelio (capa que cubre las arterias). Al hacerlo aumenta el aporte de sangre y la oxigenación a todo nivel, cardíaca y de todos los órganos, mejorando su funcionamiento”.

Aunque para cualquier persona resulta favorable, con las valoraciones de rigor, es particularmente útil para pacientes con accidentes cerebrovasculares, infartos previos, Alzheimer y Parkinson, entre otros.

Jaime Calderón, cardiólogo y cirujano cardiovascular, afirma que esta técnica, según la literatura científica, mejora la calidad de vida, pero advierte que aún se necesita más evidencia al respecto.

Juan Rafael Correa, cirujano cardiovascular, opina que tiene todavía aplicaciones limitadas, pero que puede funcionar en casos de insuficiencias cardiacas para mejorar pronósticos a corto plazo. (Lea también: Quiérame, dice el corazón / Le tengo el remedio)

En quienes han tenido infartos o cirugías cardiacas, esto se traduce en menos dolor y fatiga. E incluso podría llegar a reemplazar el stent.

“Un infarto –dice Robledo– es más grave cuando no existen arterias colaterales abiertas, y los jóvenes tienen infartos más severos porque no han alcanzado a hacer durante su vida circulación colateral, que se logra con los años”.

Esta técnica mejora la memoria al haber mayor circulación cerebral; es buena para la disfunción eréctil y se ha visto que reduce la celulitis y ayuda a curar heridas superficiales.

El Journal of The American College of Cardiology afirma que en una serie de pacientes mostró beneficios en caso de angina inestable (dolor severo en el pecho, producido con pocos esfuerzos).

Esta técnica requiere 35 sesiones de una hora, durante cinco días por siete semanas. Sus efectos se prolongarían de tres a cinco años.

En Colombia apenas ingresa y existe en algunas capitales, como Bogotá y Medellín. No está cubierta por el POS y se ofrece en planes particulares, a un costo que bordea los 5 millones de pesos.

Los especialistas coinciden, sin embargo, en la necesidad de que la gente mantenga hábitos saludables que ayuden a prolongar la vitalidad del corazón, como hacer ejercicio y comer bien.

Dormir bien y evitar el estrés también ayudan al corazón
Además de hacer ejercicio, mantener el peso adecuado y reducir el consumo de sal y azúcar, evitar el estrés y dormir bien son claves para mantener sano el corazón.

Según Harvard Medical School, la falta de sueño y la apnea del sueño (pausas en la respiración mientras se duerme) aumentan el riesgo de enfermedad cardiaca. Cerca del 83 por ciento de quienes la padecen también sufren de apnea.
El estrés incrementa el riesgo de ataque cardiaco, al igual que la depresión, la ansiedad, la rabia y el aislamiento.

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